El papel de los autos en la revolución

En la época de la Revolución Mexicana el transporte ya ocupaba un papel sumamente importante.

La historia del automóvil en México inició en la época del Porfiriato en los años de 1876 a 1911. El automóvil llegó para quedarse, teniendo como caso exitoso su invento, ya que en el año de 1903 ya se tenía un parque vehicular con un aproximado de 136 unidades y tuvo un crecimiento rápido, ya que en tan solo 3 años se llegó a tener 800 vehículos.

Entre los autos más vistos y comprados en esas épocas eran los Hupmobile, Oakland, Stutz, Graham, Reo, Oldsmobile y Ford T, entre otros.

El Ford T era uno de los autos más grandes, ya que estaba adaptado para transportar una decena de pasajeros.

Como todos lo sabemos, Porfirio Díaz tenía una fuerte atracción por la cultura europea. Esta atracción influyó al momento de decidir la compra de su primer auto, tanto que fue un MAN 1909, importado directamente desde Alemania, con la finalidad de darle un uso oficial y familiar.

El caos de la Revolución Mexicana en el año de 1910, le impidió darle el uso que a él le hubiera gustado darle a su auto. Considerado uno de los ancestros de las actuales limosinas, contaba con la capacidad de transportar hasta 20 personas.

El auto fue olvidado hasta que un coleccionista de Estados Unidos halló el auto y lo restauró. El ser humano en la época revolucionaria cambió el caballo por el automóvil ayudando a brindarles mayor rapidez y comodidad.